(Σώστε τον πλανήτη) Misión revelada

Σώστε τον πλανήτη

¿Veis esas letras? Todas esas letras forman parte de la misión que teníamos que descubrir. De momento, y no es poco, hemos conseguido llegar a casa. Han sido muchas las aventuras y muchos los peligros superados y estoy muy orgullosa y agradecida. Incluso conmigo aquí, delante de vosotros por fin, posiblemente os preguntaréis si al final hemos conseguido tener éxito más allá de haberme traído de vuelta. Os preguntaréis también si ha merecido la pena. Durante estos últimos meses hemos viajado juntos, hemos resuelto pruebas, hemos superado retos, hemos rellenado los huecos que el virus Olvidalotodoya había propiciado por Europa.

No sé si os habéis dado cuenta, pero habéis recorrido cientos de kilómetros a pie y en bici, hemos luchado contra el ruido bajando al recreo en silencio, habéis rescatado a personajes tan ilustres como Sócrates, Marco Polo, Shakespeare, Kafka y un largo etcétera, y entre todos hemos dado cabida a las voces femeninas que a lo largo de la historia han pasado más desapercibidas que las de los hombres, como las de Livia Drusila, Mileva Maric o Sofia Kovalevskaya.

Habéis trabajado en equipo, habéis aprendido cosas nuevas, habéis enseñado vuestros descubrimientos a otras clases, os habéis preocupado por la contaminación, por el respeto a todas las ideologías y orientaciones sexuales, habéis ayudado a chicos que eran acosados y, por si no os  habéis dado cuenta, habéis dejado el colegio precioso. Dudo mucho que haya otro centro tan bien decorado y cuidado como este. Una señal de que juntos hemos trabajado y estudiado de otra manera. Hemos demostrado que otro tipo de educación es posible, una educación que incluya el juego y la imaginación.

Sé que algunos de vosotros no habéis seguido con entusiasmo mi llegada, sobre todo cuando creísteis que yo era Karina y que esta aventura no era verdad. Y lo que no sabíais entonces es que yo soy Karina, sí, pero mucho más. Yo, de hecho, abandonaré el colegio este año y justo en ese momento lo echaré de menos, pero Cervantina no se irá, sino que seguirá aquí.

Porque Cervantina no soy yo, sino cada uno de vosotros y cada una de vosotras. Y estamos aquí por una razón, una razón que se va a desvelar ahora mismo. Esa razón es que somos la esperanza del planeta, la esperanza del mañana. Desde el mismo instante que empezasteis a ayudarme, habíais empezado a cambiar el destino de un mundo que parecía abocado a destruirse, entre contaminación, cambio climático, dirigentes políticos que no miran el interés de la gente y un egoísmo generalizado.

Cervantinas y cervantinos, mientras estudiemos aquí, no nos rendiremos. Lucharemos para que nuestra generación y generaciones posteriores tengamos y recibamos un mundo mucho mejor. Así que aquí, a vuestro lado, os pido un último favor: no os rindáis, no penséis que es imposible. Juntos, podemos hacer cualquier cosa. Juntos, incluso podremos salvar el planeta. Esa es y será nuestra misión, eso es lo que decía el mensaje en griego: salvad el planeta.

Y cuando os vayáis del CEIPSO Cervantes, como yo haré en breve, expandiréis una semilla que será poderosa y será el inicio de ese mundo mejor. Cervantinos y cervantinos, muchas gracias por todo, por ayudarme a regresar a Alcorcón, por haber salvado a las ciudades europeas, pero sobre todo, muchas gracias por todo lo que está por venir, por todo lo que estamos empezando a construir.

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