UN VIAJE INEVITABLE (escrito por Tania Milena Cruz, 3ºA)

Los diarios de esta evaluación están girando en torno a nuestro eje temático, y nos están llegando redacciones estupendas que os iremos enseñando. Empezamos por este emocionante relato que nos pone en la piel de una familia que tiene que migrar:


América, México, Frontera, Elecciones, Actualizado

Ciudad de México (México).

Cuando llegué a casa y abrí la puerta, casi me como el suelo. Unas maletas estaban ahí: ¡¡nos vamos de viaje!! Fue lo que pensé. 

Cuando subí al segundo piso, mamá no dejaba de dar vueltas, de aquí para allá y de allá para acá. 

-Hija... nos tenemos que ir del país a más tardar hoy mismo. 

¿Había escuchado bien?, ¿dijo irnos del país? La pregunta que estaba empezando a formular en mi mente fue: ¿vamos a regresar? Lo cierto es que tenía miedo de preguntar, tenía miedo de que nos fuéramos para siempre. 

Mamá entendió mi mirada y dijo: 

- No sé si podamos volver. Lo más probable es que no. Nos están extorsionando, hija y nos están amenazando de muerte. Si no hacemos lo que ellos dicen, nos matan. 

¿Acaso eso fue telepatía? Y ¿qué es extorsión? 

-¿Extorsión? Pero... 

-Pero nada. Nos vamos o nos matan. 

Ese día mamá y papá estuvieron arreglando todas las cosas. Decidieron que lo mejor que podían hacer era viajar a Estados Unidos. Nuestro único problema: el muro. 

Ya era de noche. Papá había acordado quedar con un camión para que nos llevará a la frontera. Tenía miedo, mucho miedo. ¿Y si no pasábamos la frontera?, ¿y si volvemos y nos matan?

Escuché una bocina que provenía del camión que acababa de llegar. Sentí un frío recorrer mi cuerpo. Era la hora. 

Escondidos entre las frutas y verduras que el camión llevaba, pasamos unas dos horas hasta que el camión se detuvo. Le lancé una mirada de pánico a mi padre y él sólo asintió para darme tranquilidad. Sabía que él estaba igual o más preocupado que yo. Sentía ganas de llorar, sentí impotencia, sentía pánico. sentí terror.

En este momento la vida de mi familia y la mía estaban en peligro. No sabíamos qué iba a pasar mañana. Lo cierto es que nunca sabemos qué va a pasar mañana, pero en este caso era diferente. Antes estábamos protegidos, ahora estábamos a la intemperie. 

¿Qué pasaba si logramos pasar la frontera?, ¿dónde vamos a vivir? ¿cómo vamos a comer? 

La puerta del camión se abrió. Se acabó. Nos descubrieron. Todo esto se va para el Carajo, nuestra vida se va para el Carajo. 

-Estamos en una gasolinera. Si tienen ganas de ir al baño o de comer algo es el momento. Y si no pues no hay problema, es muy probable que hagamos otra parada - dijo el dueño del camión. 

Después de eso mis padres y yo fuimos al baño y compramos comida. 

Cuando entramos de nuevo al camión, sin poder evitarlo comencé a cabecear. Por más que intentaba no dormir, mi cuerpo no me lo permitía, me sentía cansada. Estaba más tranquila, al parecer todo estaba marchando bien. 

El camión volvió a parar. Como la primera vez, las puertas del camión se abrieron. Esta vez alguien alumbraba el interior del camión con una linterna. ¿Pero qué está pasando? La voz del dueño del camión llegó a mis oídos. 

-Señor oficial, como usted puede ver no hay nada inusual en este camión. Sólo frutas y verduras. 

Ay Papito Dios, ha dicho... ¡¿OFICIAL?!

Mi mente adormilada comenzó a trabajar el doble. 

-Haga el favor y mueva las primeras cajas. Necesitamos revisar el camión - dijo otra persona. Con un acento muy raro por cierto.

Ay no. No puede estar pasando. La policía de los Estados Unidos.

El señor comenzó a mover las cajas. Papá cerró los ojos, por otro lado los ojos de mamá comenzaban a aguarse. Sus lágrimas amenazaban con salir. 

Una caja fue movida, dando lugar a que se nos descubriera ahí. El señor de acento raro comenzó a hablar: 

-Quedan detenidos. En la mañana se les devolverá a su país. A partir de ahora tienen prohibido volver a los Estados Unidos. 

Mi peor temor se hizo realidad. Nos descubrieron. Y sin poderlo evitar salí corriendo. La voz de mamá caló en mi cuerpo.
-¡¡HIJA, PARA!! 

Pero fue imposible hacerlo. Tenía miedo. No quería volver a México. Nos matarían. 

Un sonido hizo que me detuviera; ¿eso fue un... disparo? Mis padres. Pensé. Todo sucedía en cámara lenta. Mis padres estaban bien. Mi madre gritaba "¡¡MI HIJA, MI HIJA!!" Y ahí comprendí lo que realmente había pasado. 

Un líquido caliente comenzó a recorrer mi espalda. Me comencé a sentir débil. Me dispararon: ¿qué he hecho? Ver a mamá llorar fue mi peor castigo. Lentamente mi cuerpo fue cayendo al suelo. 

Dicen que cuando vas a morir, ves tu vida en una especie de visión. Yo vi la mía. 

Cuando estábamos con mi madre celebrando mi cumpleaños número seis. 

Cuando íbamos a la playa y hacíamos castillitos de arena y enterrabamos a papá en la arena para después cubrirlo con toda la arena posible.

Cuando me gradué de primaria, ellos estaban ahí, en primera fila. Parecían felices y orgullosos. 

Cuando cumplí mis quince años y dejaron que yo comprara el vestido de princesa color negro. Cuando bailé el vals con mi papá. Cuando mi madre me dedicó unas palabras, las más bonitas que me haya podido decir jamás. 

Sin poderlo evitar, una lágrima comenzó a deslizarse por mi mejilla. Vi a mis padres a mi lado. Murmuré un lo siento casi inaudible. Y cerré mis ojos. Esos que nunca más volverían a abrirse.

Comentarios

  1. Es muy bueno, Tania. Lo es en su contenido y en lo literario. ¡Enhorabuena

    ResponderEliminar
  2. Sin duda el mejor diario que he leído nunca un gran aplauso es que podría ser perfectamente un libro y te engancharia al instante enhorabuena

    ResponderEliminar
  3. Que buen diario Tania! Enhorabuena:)

    ResponderEliminar
  4. Este relato nos ha emocionado buen trabajo Tania!! Por enseñarnos en un relato lo que pasa día a día

    ResponderEliminar
  5. Que buen diario me ha llegado al corazón. Te recomiendo hacer un libro sería muy famoso y nos haría tener una idea de lo que pasa en otros países y de lo afortunados que somos en tener una vida como la que algunos tenemos

    ResponderEliminar
  6. Me encanto !
    Un buen libro no estaria mal �� de verdad que es increible!

    ResponderEliminar
  7. El relato me ha parecido muy profundo. El tema es muy realista. Hay personas que de verdad están pasando por esta situación y no parece fácil. Solo lo hacen por sobrevivir. ¡¡Bravo, Tania!!

    ResponderEliminar
  8. Tania Milena Cruz8 de abril de 2019, 20:46

    Muchas gracias a todos por sus comentarios tan bonitos y alentadores, y muchas gracias por dedicar su tiempo en leer y comentar mi historia, eso significa mucho para mí. También muchas gracias al profe Julián por tomarse el tiempo de publicarla.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Desenterrando la memoria histórica de las abuelas

El misterio del paracaídas (V): Dos enfermeras de Madrid tras su pista