La naturaleza habla (III). Antonella Oscanoa


Día 1: Creación 
Estoy muy feliz, aparecí de repente en un lugar llamado “universo”. De pronto un “Dios” me informa de que me llamo Tierra, y que en mí, vivirán muchas personitas, animales y lugares simplemente maravillosos, y ellos me llamarán Madre Tierra… ¡¡MADRE!! Yo nunca había tenido hijos… Pero los tendré, esto me hace mucha ilusión. 

Día 58: 
Dios me ha dado a unas especies de animales muy raras, en verdad son raras, pero lindas… Apenas empiezan a habitar humanos en mí. Son demasiado tiernos; aún no los conozco y ya los amo, y creo que los amaré siempre… 

Día 100:
Todo luce de maravilla, ellos se ven muy contentos. Aunque la verdad no me gusta la forma en la que los seres humanos sobreviven, matan a algunos de mis animales para comérselos, son un poco salvajes… 

Día 20000:
Siguen siendo salvajes… Aunque ahora han desarrollado unos extraños sonidos a los que ellos llaman “idioma” y hay demasiados tipos… Me queda mucho por aprender. 

Año 1914. “La gran guerra”:
Esto se les ha ido de las manos, empiezan tan felices y contentos, viviendo no tan en armonía. Pero ahora es peor, ¡¡se matan entre ellos!!  ¿Por qué? 
Han llamado a este problema “primera guerra mundial", ¿por qué no pueden solucionar sus problemas hablando? O por lo menos en paz… 

Año 1918. Termina la primera guerra mundial:
Es una alegría que no puedo explicar, firmaron tratados de paz. Ya no volverán a pelearse… Son mis hijos pero realmente son muy raros. En fin… Mientras no haya más guerras me conformo. 

Año 1939-1945. Comiezo y final de la segunda guerra mundial:
Nunca había estado tan decepcionada en mi vida, corta vida… Siento que pronto acabará, ya van dos guerras, la primera duró 4 años, 3 meses y 14 días, y esta segunda duró 6 años y 1 día. Ya no me sorprendería que haya una tercera guerra, total, sigo teniendo fe en que algún día mis hijos se darán cuenta de que todo lo que hacen está mal, llevan toda la vida haciendo las cosas mal…
Y espero que cuando rectifiquen no sea demasiado tarde. 

Año 1970: Destrucciones de la capa de ozono
Contaminación ambiental, océanos asquerosamente contaminados, demasiado plástico, pero de verdad DEMASIADO, gran parte de mis  animales están extintos; sigo creyendo que no es demasiado tarde, ellos me aman, necesitan de mí. 
No logro entender el porqué de su crueldad, no pueden valorarme, ¿no les alcanza el cerebro o qué? Cuando alguien hace algo por ti, se lo agradeces, pero nunca le pagas así, como ellos me lo están pagando. 
Han descubierto serias reducciones en mi capa de ozono, si siguen así, en pocos años pueden verse muertos… Tendré esperanza, aunque realmente no creo valga la pena. 

Año 2018. Edad contemporánea:
Estos últimos 10 años me he sentido muy mal, todo esto me está afectando… muchísimo. Las cosas realmente han ido de mal en peor. 
Los científicos han determinado que en 50 - 60 años todo daría un cambio radical, si es que siguen sin hacer nada por “ayudarme” o ayudarse, realmente son ellos los que se están poniendo en peligro, no yo. Yo no necesito de ellos.
Al final terminarán extinguiéndose como lo han hecho gran parte de mis queridos animales, y todo será culpa suya. 
… No sé si realmente hago mal en creer tanto en ellos, pero trato de buscar una razón, sin embargo no la encuentro. No puedo explicarme el porqué, y es la pregunta que me hago día a día: ¿por qué se empeñan en destruirme? No lo puedo saber… Nunca lo sabré. Están acabando conmigo… 



Año 2080: “Un futuro muy posible”

Humanos… Sin duda la raza más destructiva que ha habitado en mí… 
Empezaron a morir, poco a poco, en grandes grupos… 


***


   Año 2080: “Un futuro no tan posible”

Humanos… La raza humana, sin duda la más destructiva que ha habitado en mí. Bueno, destructiva y autodestructiva, dos delitos muy similares. 
Después de tanto desagradecimiento hacia mí, que los amé tanto, desde el primer día, y lo di todo por ellos; creo que se dieron cuenta que… empezaron a morir, poco a poco, en grandes grupos. 
Deshidratación, desastres naturales gravísimos, golpes de calor y de frío extremos… Estas fueron algunas de las causas. 
Al final se dieron cuenta que no me estaban haciendo un favor a mí, yo podía acostumbrarme a cualquier cambio, por más drástico que sea, a mí no me pasaría nada… Pero a ellos sí, salvarse a ellos mismos fue la razón por la que decidieron que tenían que cambiar, y aquí siguen… Ahora es distinto, en comparación, empiezan a valorar más su vida, y la mía. Sabía que me amaban o que al menos me necesitaban.
Si me preguntan por qué nos los abandoné después de todo el daño que me causaron, es fácil de responder: una madre nunca abandona a sus hijos… Y yo no sería la excepción.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Desenterrando la memoria histórica de las abuelas

El misterio del paracaídas (V): Dos enfermeras de Madrid tras su pista