Experiencias machistas (III): María José, Nicol, Judith


María:

Una tarde tenía que ir a Pradillo y debía tomar el metro ya que vivo en Alcorcón. Al llegar a la estación tuve que esperar a mi amiga unos minutos. En  esos minutos sentí que un hombre mayor me miraba con querer hacer algo conmigo, me rondaba, y se portaba como un hombre morboso. Hasta que llegó un momento que se me acercó y me habló pidiéndome que entrara con él al metro. "No, muchas gracias", contesté y mi voz estaba temblando de los nervios. Él volvió a insistir pidiéndome que me fuera con él, pero volví a negar.

Mi amiga al llegar me vio tan asustada que me preguntó. Yo le conté y ella me abrazó fuerte. De camino a su casa, adelante iba el hombre y ella con fuerza le dijo:

"¿No le da vergüenza acosar a una niña menor que usted, viejo asqueroso?". Él, con la mirada baja, no le contestó. 
Inmediatamente caminamos súper rápido hasta llegar a la casa de ella. Le contamos a la madre de mi amiga lo ocurrido y  llamé a mi madre y le conté todo. 

El hombre no nos persiguió y no me alcanzó hacer daño ni a nada, gracias a mi amiga que llegó rápidamente. Aclaro [aunque no debería hacer falta] que llevaba ropa tapada para que no digan que fue por mi ropa que me acostaron. 

Quiero decirle a esas chicas que le ha pasado lo mismo que debemos de armarnos de valor y pedir ayuda. Nunca quedarnos calladas ante esta situación y contarle a nuestros padres.

Nicol:

Yo provengo de un país en el que a los hombres se les destaca mayormente por ser de género superior al de la mujer: el que se encarga de traer el dinero a casa es el hombre y la que se encarga de mantenerla limpia y recogida es la mujer.  

Es lo que veo constantemente en mi casa. Mi padre es un hombre que trabaja muy duro como obrero para poder ganarse su sueldo del mes y hasta ahí todo normal, pero siempre cuando llega a casa y pone todo patas arriba, lo que no me parece correcto es que cuando llega mi madre a casa por la noche, también cansada de trabajar, lo primero que escuche por voz de mi papá sea un: ”¡oye nena, hazme la comida, lávame la ropa, friega esos platos”;y si no le toca a ella me toca a míami.

Opino que no por ser mujer tus obligaciones tengan que ser lavar, cocinar, planchar, limpiar... Esos son oficios que todos deberíamos realizar, sin importar nuestros géneros.

Judith:

 Cuando estaba en el colegio a mí me gustaba jugar al fútbol y me lo pasaba mejor jugando con los chicos que con las chicas. Y cuando decían de hacer equipos para jugar el partido, al principio presuponían que no sabría jugar, pero luego cuando estábamos jugando se daban cuenta de que jugaba mejor que algunos compañeros de clase. Y desde ahí cuando volvíamos a echar un partido no me decían nada, es más, cuando hacían equipos siempre me elegían de las primeras. 


Me da mucha rabia que tengan esa mentalidad,  porque piensan que por ser chicas vamos a jugar mal, y muchas veces jugamos mejor que ellos. Yo tengo una amiga que en el colegio, cuando echábamos un partido los dos cursos, a ella no le pasaban la bola y ella se ponía a llorar porque a parte de que no le pasaban, se metían con ella y la insultaban. Y ahora está jugando en el Alcorcón, así que muy mal no tiene que jugar para estar en ese equipo.


 

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